miércoles, marzo 15, 2006

En los dominios de Shakespeare


Fecha interestelar: 17/12/2005. No solo de comics, literatura fantástica, cine y música vive el freaky, también de ciudades. Y por ello hoy preside este fotolog una de las que posee mas encanto para este servidor, Londres. ¿Qué por que me gusta esta urbe?

Por sus mariquitísimos andenes de metro (como muestra la foto, en un andén de Gloucester Road).
Por sus Starbucks plagando cada esquina de la ciudad, con un café moka de vicio (sugerencia del chef, cuando os pregunten si lo queréis con nata, decid YES).
Por su Tate Modern y sus cubos blancos.
Por sus zorros cruzando las calles de los suburbios, tan tranquilos ellos ahora que ya no pueden ser cazados.
Por el sonido de la campana del Big Ben dando las horas.
Por su Virgin Megastore de Oxford Circus.
Por ese restaurante italiano del Soho de cuyo nombre no consigo acordarme.
Por sus autobuses rojos de dos pisos.
Por Picadilly Circus y sus pantallas gigantes.
Por el frío que hace, y el tiempo lluvioso y gris.
Por su Natural History Museum y el mordisco del Tiranosaurio Rex.
Por sufrir cada dos pasos un empujón y oír un “sorry”.
Por Forbidden Planet.
Por sus librerías especializadas en cómic trabajando con fecha USA en las que te puedes encontrar cualquier cosa, desde todo House of M hasta el número 1 de Avengers a 1400 libras (si, estuvimos mirando el precio durante media hora, perplejos y horrorizados).
Por su British breakfast.
Por Camden Town y sus cientos de puestos alfombrando todo el barrio.
Por su Bloomsbury de aire victoriano que te hace rememorar las obras de Dickens, Shelly, Doyle, Poe,… Y como no, a Jack el Destripador, jajaja.
Por su Wagamama (¡Y esa pedazo tarta de queso con chocolate blanco y jengibre caramelizado!).
Por las momias del British Museum.
Por el London Eye y sus vistas.
Por las ardillas juguetonas de St. James Park (bueno, y de todos los parques).
Porque a las 16:30 de la tarde ya anochece en invierno.
Por esas hamburguesas que, al abrirlas para echarles ketchup, te das cuenta de que la cantidad de lechuga que llevan no tiene nada que ver con la de la foto.
Por esas tiendas de souvenirs que aun conservan caretas de Lady Di.
Por esa cerveza, ya sea Foster’s, ya sea Guinness o cualquier otra, que no se que tiene pero que hace que tengas la vejiga a punto de reventar cada media hora.
Por esas plazas que son capaces de enfrentar un edificio neobizantino como la Westminster Cathedral con un centro comercial de acero y cristal, hipermegamoderno como el que más.
Por esa camiseta de la Xavier's School for Gifted Youngsters con la que, al final, no me hice (seguro que el dibujo no aguanta dos lavados, sigh).
Por muchas otras cosas que seguro que se me quedan en el tintero.
Y por esa risa dulce y enérgica a la vez que espero volver a oír.

Fin de la transmisión.

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